Ya está en marcha el megaproyecto de 7,1 kilómetros que conectará las autopistas Illia y Buenos Aires – La Plata, y que según objetivos del gobierno porteño, no solo se busca agilizar el tránsito entre estas dos autopistas, sino que fruto de una nueva infraestructura con espacios más amigables a los actuales se aspira a conseguir una mejor integración del este con el resto de la ciudad, hasta ahora fragmentados por una sumatoria de factores.
Paradójicamente, lo primero que se “llevó” esta bienvenida obra en pos de un mejor transporte, fueron los restos del fallido intento de tranvía que realizaba el trayecto entre las avenidas Córdoba e Independencia. El tranvía es conocido por ser un medio de transporte de andar silencioso y ecológico, elegido por muchas ciudades europeas en sus programas de transporte público. Incluso este, funcionaba con modernas unidades entregadas en comodato por la ciudad francesa de Mulhouse.
Funcionó solamente entre 2007 y 2012, y al momento de cerrar contaba solo con 25 pasajeros por hora. Su fracaso se debió principalmente a que nunca se completó la traza proyectada, que preveía por lo menos siete estaciones más (hacia el norte, Catalinas, la Torre de los Ingleses y terminal de Ómnibus; y hacia el sur, avenida Garay, Hospital Argerich, cancha de Boca y Caminito) y que le daban sentido a este tramo. Seguramente hubiera sido muy distinta su suerte si es que hubiera llegado a algún lado.
En 2012 el congreso nacional aprobó un proyecto para pasar los servicios de transporte de la ciudad a la órbita de la misma, pero la gestión de la ciudad no apoyó la medida, y solo se hizo cargo del servicio de subterraneos.
Ayer, mientras se retiraban las ya removidas vías del tranvía, a pocos metros de allí, la obra del metrobus de Paseo Colón avanzaba a toda marcha. ¿Será muy osado soñar con silencioso y no humeante tranvía alguna vez por ahí?
Fotos para Web Soberana por @saime_rej
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