El suceso tuvo lugar el pasado 22 de abril en inmediaciones del aeroclub de Alta Gracia, en la provincia mediterránea de Córdoba.
El joven piloto a cargo Rodolfo Ostemeyer de tan solo 33 años sufrió una descompensación mientras dirigía un vuelo de bautismo (primera experiencia de vuelo de los pasajeros, o parte de ellos, en un avión de pequeño porte) y en el que iban a bordo 3 personas más.
Nicolas Sargioto, pasajero que iba sentado de copiloto, jugo de héroe al tomar el control de la aeronave, un Piper PA-24-250 con matrícula LV-GSG con el que, a pesar de estar matriculado como Piloto Privado, no contaba con la experiencia necesaria para pilotear esta aeronave.
El aterrizaje que fue recibido en pista con el protocolo previsto para la emergencia. Se realizó sin el tren de aterrizaje, ya que el nuevo piloto no pudo descubrir como bajarlo en aquel momento. Fue un éxito, no hubo que lamentar víctimas y Ostenmeyer fue trasladado inmediatamente al hospital local (según trascendió, no corre peligro).
Si bien este tipo de vuelo no requiere de un copiloto experimentado para contar con autorización, si requiere que el piloto a cargo cuente con CMA, certificación medica aeronáutica que se obtiene luego de pasar determinados exámenes tanto físicos como psicológicos. Los mismos tienen validez de 1 año y en ella, el titular debe dar aviso si tiene algún impedimento físico o psicológico para volar.
Al cierre de esta edición no se contaba con información acerca del eventual uso del check list, lista del chequeo que en la práctica va dentro de la aeronave y que cuenta con información acerca de los procedimientos de despegue y aterrizaje de la aeronave. Información que podría haber sido útil para poder llevar acabo un aterrizaje convencional, ya que según relató el principiante piloto, pudo fácilmente poner en la aeronave en el circuito de espera para aguardar indicaciones.
La JIAAC (Junta de investigación para la seguridad aérea) ya asigno a los investigadores para el caso.
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